jueves, 15 de agosto de 2013

¿Y si me dedicara a algo que no fuera cantar?

                                Foto: Michel Amado Carpio


Hoy lancé una pregunta al aire en el facebook: ¿si dejara de cantar, de qué otra manera podría ganarme la vida? ¿Qué podría hacer que pudiera permitirme vivir de ello y ser feliz? Hay varias cosas para las que me considero buena y que disfruto hacer:  hago un pastel de manzana bastante exitoso entre mi familia, hago dibujos y pinturas (para nada tanto como debiera…), disfruto enormemente leer, me gusta preparar y tomar té, me gusta escribir y creo que no lo hago tan mal, también me gusta platicar con mis amigos.  Y algunas otras cosas más. Hubo bastantes comentarios del amable y generoso público que asiste al facebook, la gran mayoría insistía con bastante énfasis en que por ningún motivo debo dejar de cantar, algunos cuantos aplaudieron mi fantasía de abrir un negocito donde se comiera pastel de manzana y se tomara té mientras se lee y se platica… y tal vez de repente se canta – pero nadie, de verdad nadie, respondió a mi pregunta con una sugerencia de otra actividad de la cual pudiera yo vivir.  Tal vez mi pregunta no estaba adecuadamente formulada, pero yo tenía curiosidad de provocar sugerencias interesantes.

La verdad es que mi pregunta, medio ociosa y por divertirme un poco, tenía algo de  
fondo y verdad, porque en este oficio, que uno debe reiniciar y reinventar todos los días, de “construir un proyecto artístico que busque tener coherencia, consistencia, profundidad, honestidad, calidad, continuidad, crecimiento” y que además de todo eso VENDA – porque si uno hace todo lo anterior se debe dedicar de tiempo súper completo a ello y por lo tanto debe poder vivir de hacerlo, con todo lo que implica vivir -, hay muchos momentos en los que surge un gran deseo de dedicarse a algo más amable, dulce, fácil!! Como hacer pasteles.  Aunque esos luego habría que venderlos y ahí el asunto deja de ser amable, dulce y fácil. 

Debo aclarar que cuando digo que el trabajo artístico – musical, en mi caso - debe VENDER, a lo que me refiero es a tener conciertos llenos de gente que compró su boleto y que también compró nuestros discos; un público real, de carne y hueso que reciba lo que estamos ahí para entregar.  Seguramente ustedes que me leen piensan que este es un discurso ya muy repetido por los que andamos en esto y que suena solamente a una larga y amarga queja. Bueno... hay muchas veces en que sí es una amarga queja, como cuando estamos a punto de tirar la toalla porque acabamos quebrados después de haber producido un concierto al que no llegó ni de lejos el público que necesitábamos que asistiera – asunto sobre el cual hay que decir que invertimos una buena cantidad de tiempo de análisis, de revisión, de planeación, porque para nada vayan ustedes a creer que somos unos improvisados, ¿eh?  Pero luego algo extraño pasa y volvemos a sonreír y a inventar un nuevo proyecto y a componer canciones para un nuevo disco y nos damos cuenta de que no estamos solos, sino de que hay una bolita de gente dispuesta a volver a entrarle al nuevo proyecto y correr riesgos con nosotros.  Y entonces se nos quita el miedo.

Esa es otra cosa que creo que también sé hacer y de la que también creo que puedo hablar: lo que significa construir todos los días un proyecto artístico que se vuelve el motor de vida, permanentemente conectado con todas las otras partes de ella, que la explica, desde donde se hacen las preguntas y también se responden, desde el que construyen también otras edificaciones que albergan universos complementarios, desde donde podemos creer en nosotros mismos y en los demás, desde donde podemos inventar la vida de todas los días y ser mejores personas y amar sin perder la brújula.  Vivir, caramba.

Jaramar

PD – De cualquier manera se siguen aceptando sugerencias de actividades alternas y/o complementarias a las que pudiera yo dedicarme.