Hay música,
canciones, que por una razón misteriosa nos pertenecen. Canciones que de alguna
manera forman parte de nuestra piel, de nuestra memoria, de nuestra naturaleza. Eso es lo que yo sentí con los cantos
sefardíes desde el primer encuentro. Sentí que, independientemente de su
origen histórica y geográficamente lejano, yo tenía un vínculo natural con esas
bellas y exóticas canciones. Mi voz y mis emociones se conectaban con estos cantos que habían viajado a través de los siglos y de
muchas bocas antes de llegar a mí.
A partir del
momento en que las canté por primera vez, hace ya – ufff… - muchos años, estas
canciones han transitado por mis repertorios mis discos, mis conciertos. Su
presencia ha cambiado de color y de sonido dependiendo del momento de mi vida
que reflejaban. A lo largo de los
años las he compartido con colaboradores y alineaciones de músicos muy diversas
y estas canciones bellas, vivas, maleables, que conozco tan bien, siempre han
permitido que me las apropie para que me acompañen en un nuevo viaje.
Hace más o
menos un año empecé a imaginar un nuevo viaje con ellas. Como la mayoría de mis proyectos, este
existía al principio únicamente en mi cabeza y era bastante audaz. Imaginé llevar estas canciones a un
espacio sonoro nuevo, al menos para mí; un espacio que significara un reto
artístico interesante y que, sobre todo, transformara las canciones conceptual
y sonoramente partiendo de su esencia fundamental. E imaginé esas canciones interpretadas en compañía del
Cuarteto Latinoamericano, el extraordinario ensamble de cuerdas por el que
tengo gran admiración y respeto.
Solamente
voz y cuarteto de cuerdas.
Y siguiendo
con el sueño, imaginé que un disco así sería perfecto grabarlo en un espacio
emblemático, concretamente la Sinagoga Histórica Justo Sierra 71 de la Ciudad
de México.
Como digo,
era un sueño, ambicioso y bello.
Pero ya
estoy entrenada en eso de soñar… y en inmediatamente después explorar los
caminos posibles para que el sueño tome forma tangible.
Eso hice y
sorprendentemente no fui la única entusiasmada con la idea.
A quienes primero debía compartirla era por supuesto al Cuarteto, quienes respondieron
de inmediato que sí, que estaban dispuestos y gustosos de entrarle al
proyecto.
Después de
esa primera luz verde, reunir al equipo deseado de producción no fue difícil –
bueno, no tan difícil.
Los
siguientes a quienes debía subir al barco eran mi productor imprescindible,
Gerry Rosado, cómplice de todas mis recientes aventuras de producción musical,
quien iba a entender muy bien las necesidades de esta; Mónica Unikel, directora
de la Sinagoga Justo Sierra, quien desde la primera noticia de este proyecto brincó
(literalmente) de emoción; mi amigo y colaborador constante Michel Amado,
videoasta, fotógrafo, a quien encomendé el registro documental de lo que íbamos
a emprender.
Y me puse a
darle forma en papel a este sueño.
Debía poner
en palabras las ideas sonoras y estéticas que tomaban forma cada vez más clara
en mi mente, para explicarlas al equipo creativo. Explicar ese encuentro entre la esencia tradicional, viajera,
“exótica”, de herencia oral viva y vigente de estas canciones, con el
lenguaje contemporáneo y personal que me interesaba explorar. Enseguida, entre el amplio repertorio
de canciones sefardíes que habían pasado por mi vida debía seleccionar aquellas
imprescindibles, que hablaran de lo que yo quería decir, que cantaran al amor y
a los afectos, las más cercanas a mi piel. Finalmente tuve la lista de 10 canciones con las que
trabajaríamos.
Y con todo
esto armado había que emprender las muchas tareas artísticas y de gestión, de
búsqueda del financiamiento necesario; trazar el camino para que el sueño tomara
forma y se convirtiera en realidad.
A lo largo de las siguientes semanas y meses me di cuenta de que el
proyecto entusiasmaba a más personas y los apoyos llegaron, el trabajo fluyó.
Ya no sería
sólo un sueño, ahora había el compromiso de realizar y producir todo eso que me
había inventado.
Lo inmediato
era sumar a quienes buscarían el concepto sonoro, que lograran el punto de
unión entre las canciones, el cuarteto de cuerdas y mi voz; la elección de los
arreglistas era clave en este proyecto.
Requeríamos arreglistas que entendieran la naturaleza del material
musical con el que trabajaríamos y también las características y potencial de
los intérpretes involucrados.
Javier Montiel, violista del Cuarteto Latinamericano, inmediatamente
levantó la mano para realizar parte de los arreglos. Javier me pidió que, del repertorio que había elegido,
escogiera las que le encomendaría.
Ahí arrancó el proceso de búsqueda sonora, con ese primer y magnífico
colaborador. “La prima vez”, “Esta
montaña d’enfrente”, “Puncha puncha” y “Yo m’enamorí” fueron las canciones que
escogí y le envié para que empezara a arreglar. Me dio mucho gusto ver su entusiasmo por la tarea, fue el
principio de sentir al Cuarteto Latinoamericano cercano al proyecto.
Nos hacía
aún falta un segundo arreglista y Gerry Rosado hizo una sugerencia
insólita. Gerry propuso que
acercáramos al proyecto a Juancho Valencia, brillante pianista y compositor
colombiano, leader del grupo Puerto Candelaria. Yo había escuchado a Puerto Candelaria y sabía de su
importancia en la música colombiana actuál, pero no sabía si podría interesarse
por el proyecto y entender sus
necesidades. Al conocer la
trayectoria musical de Juancho y luego al
platicar con él y ver su gran entusiasmo por el material musical y los
interpretes con los que estaría trabajando, y sobre todo al empezar a recibir
sus propuestas, me di cuenta de que teníamos un gran equipo y que el proyecto
tenía todo el potencial para volar!
Y le envié "La serena", "La rosa enflorece", "Las Galeas", "Nani nani", "Durme durme" y "Adio Kerida".
Y le envié "La serena", "La rosa enflorece", "Las Galeas", "Nani nani", "Durme durme" y "Adio Kerida".
Ahora,
después de varios meses de camino recorrido estamos a unos días de haber
concluido la grabación en la Sinagoga Justo Sierra y estamos ya planeando la
post-producción, el diseño y el lanzamiento del disco, imaginándome cómo
podrá ser el concierto en el que presentemos al público esto que empezó con un atrevido
sueño hace poco menos de un año.
Links
interesantes:
Cuarteto Latinoamericano: http://www.cuartetolatinoamericano.com/
Juancho Valencia: http://www.redbull.com/co/es/music/stories/1331680395070/juancho-valencia-y-la-sinf%C3%B3nica
Sinagoga Justo Sierra: http://sinagogajustosierra.com/
Cuarteto Latinoamericano: http://www.cuartetolatinoamericano.com/
Juancho Valencia: http://www.redbull.com/co/es/music/stories/1331680395070/juancho-valencia-y-la-sinf%C3%B3nica
Sinagoga Justo Sierra: http://sinagogajustosierra.com/